El adobo se utiliza desde antaño para dar sabor a las carnes, conservarlas y conferirles otros matices de gusto y textura. El adobo básico se realiza con aceite, vinagre y sal, pero las posibilidades son infinitas según el tipo de carne.
Adobo para carnes rojas
Con orégano, pimiento rojo, cebolla, ajo, agua, aceite, vinagre y sal, se puede preparar un adobo perfecto para carnes a la parrilla y al horno. Para ello, es necesario picar la mitad de un pimiento rojo y la mitad de una cebolla en cuadraditos muy pequeños. Se añaden tres dientes de ajo, se machaca todo y se mezcla con bastante orégano. A continuación, se añade aceite, agua y vinagre con la siguiente proporción: por cada dos cucharadas soperas de la mezcla de especias, se vierten tres de aceite, una de vinagre y una y media de agua. Se agrega sal al gusto y se vierte sobre la pieza de carne para introducir en la nevera. Transcurrida una hora, se escurre la carne y se saltea. Se puede utilizar la mezcla restante para ir “pintando” la carne a medida que se cocina.
Otra opción más picante se puede preparar con una cucharadita rasa de pimentón dulce, una cucharadita rasa de orégano, una cucharadita y media de cayena molida, una cucharadita de pimienta negra, 50 ml. de vino blanco, 20 ml. de vinagre, 2 dientes de ajo picados, una cebolla pequeña picada (opcional) y sal. Para su elaboración, basta con mezclar las especias en un bol, añadir el vino blanco, el vinagre, el ajo y la cebolla y sal al gusto. Se deja reposar en la heladera unos 20 minutos y pasado ese tiempo, se añade a la carne y se deja que se impregne bien durante unas tres horas en la heladera.